
El sanducero Nicolás Llambías sigue todavía pellizcándose tras haber logrado, junto a Hans Hannibal, la medalla de oro en la tercera fecha del Circuito Sudamericano de voley playa que se disputó en la chilena Rancagua. Especialmente porque el festejo se venía buscando desde hace mucho tiempo.
“En cuartos de final le ganamos bien a Argentina, y en semifinales contra Brasil fue un partidazo: se nos fue el primer set 23 a 21 a lo último, en el segundo arrancamos mal y siempre fuimos de atrás hasta que lo dimos vuelta, y en el tercero lo matamos”, resumió sobre el camino previo a esa esperada final ante los primos Grimalt.
El torneo comenzó para la dupla celeste con triunfo ante la pareja juvenil de Chile, pero increíblemente se perdió luego ante Paraguay. “Fue el peor partido nuestro en meses: no nos salió nada”, dijo Llambías a Chicos las Pelotas.
Pero la situación se revirtió en ese partido ante Argentina (“nos salió todo”, dijo el sanducero), para dejar luego por el camino a Brasil y vencer a los Grimalt.
“Son súper profesionales, están un escalón más arriba con respecto a las otras duplas sudamericanas”, repasó como para tomar dimensión de la victoria por 2 a 1.
Tras el bloqueo final de Llambías en la red, que le dio a Uruguay el título, el sanducero cayó emocionado en la arena. “Es que fue una emoción tremenda porque lo veníamos buscando hace muchísimo. En ese momento se te viene todo a la cabeza. Cuando arranqué a jugar al vóleibol era un sueño representar a la selección de piso, lo pude lograr, pero en el beach pude alcanzar este título en el Circuito Sudamericano, por lo que es cumplir ese sueño que tuve desde que tenía 5 años”, repasó.

Llambías, que está radicado hace un par de años en Montevideo por cuestiones deportivas, confesó que miró infinidad de veces esa final en Rancagua.
Y también repasó mil veces todo el sacrificio previo. “Esto es constancia, motivación todos los días. Nos llevamos muy bien con Hans y sobrellevamos muchas cosas”, remarcó.
Es que la dupla se sumó a las varias denuncias ante las autoridades del vóleibol nacional por las actitudes del portorriqueño Juan Cartagena, que terminó alejado de las selecciones celestes.
“Cuando pasó lo de la denuncia quedamos solos y seguimos por amor al deporte. Entrenamos seis meses mano a mano con Hans. Pero el viajar solos, tranquilos, es fundamental. Antes, por ejemplo, la medalla que ganamos con Cartagena no se disfrutó porque era una tensión total. Capaz que estábamos bien porque nos bancaban todo porque entraba plata de la Federación Internacional porque él estaba en Uruguay… Teníamos todo, sicólogo, preparador físico… Y todo eso lo perdimos. Había cosas que sabíamos que iban a pasar, pero aún lo hicimos porque era denunciar lo que sucedía o dejar de jugar”, comentó sobre aquella situación que se vivió con el entrenador, que involucró no solo a la dupla sino a muchas jugadoras de selecciones femeninas por el trato de Cartagena.
Hoy, las aguas se han tranquilizado. Y eso, pese al esfuerzo y las carencias, llevó a que Llambías y Hannibal pudieran sacar a relucir lo mejor de sí en la cancha. “Es un logro personal de cada uno, algo que venimos buscando hace mucho tiempo. El oro parecía inalcanzable para mí hace dos años, pero fuimos creciendo como dupla, en todo sentido”, dijo el sanducero.
El último fin de semana de abril, en Santa Marta, Colombia, irá la cuarta fecha. Al fin de semana siguiente se jugará en Perú, siete días después en Asunción y la final será una semana más tarde en Iquique.
“Son corridas las fechas, pero lo importante es que participando en estas etapas ya estamos clasificados para el Mundial. Si saliéramos últimos en cada fecha estaríamos adentro, porque le sacamos muchos puntos de diferencia a Paraguay, que está quinto. El objetivo es el Mundial, que se jugará en Adelaida (Australia) en noviembre”, dijo Llambías, quien anunció que, para afrontar lo que queda, se está buscando sponsor.
“Estamos en búsqueda de todo tipo de empresa que quiera sumarse al equipo. Por suerte hemos conseguido alguna que otra cosa, y nos propusimos volvernos más profesionales en ese sentido. Si alguien se quiera sumar, sería un golazo”, repasó.
Es que “sin apoyo es muy difícil” e incluso se terminó la beca del Ministerio de Defensa con la que contaban muchos deportistas. “Es muy difícil, porque con esa beca podía mantenerme en Montevideo. Ahora conseguí laburo de profe de voley, con gente conocida que me permite faltar cuando estoy afuera. Es que es complicado, porque si querés jugar no podés trabajar, y esta gira sudamericana será durante casi un mes”.